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Las PASO, un censo con consecuencias: tambalea el gabinete

Las PASO, un censo con consecuencias: tambalea el gabinete

Las PASO, un censo con consecuencias: tambalea el gabinete

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“La filosofía siempre llega demasiado tarde. Pensar el mundo surge en el tiempo, después que la realidad ha cumplido su proceso de formación y está realizada”,  Hegel, Filosofía del Derecho.

Por Robertino Sánchez Flecha

  Las PASO son un invento del peronismo y Juntos por el Cambio es un invento de las PASO. Nadie olvida cuando en épocas del “vamos por todo”, en 2011, la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner ironizó con una frase provocadora a sus adversarios: “Armen un partido y ganen las elecciones”. La oposición se lo tomó muy en serio.    LOS HECHOS El 12 de septiembre fueron las elecciones PASO. El Gobierno perdió en 18 de las 24 provincias, incluyendo una dura derrota en territorio bonaerense, base principal del peronismo. El martes por la noche, el presidente, Alberto Fernández, y la vicepresidenta, se reunieron en Olivos. Ayer, Wado De Pedro, ministro del Interior, puso a disposición su renuncia. Acto seguido, hicieron lo propio sus colegas Roberto Salvarezza (Ciencia y Tecnología), Martín Soria (Justicia), Luana Volnovich (PAMI), Fernanda Raverta (PAMI) y Juan Cabandié (Medio Ambiente), todos del riñón de la vicepresidenta. Por la tarde, los titulares de la cartera de Trabajo, Claudio Moroni, y de Seguridad, Sabina Frederic, salieron a respaldar en Twitter a Alberto; también se sumó Daniel Scioli desde Brasil. El Presidente no dudó y convocó a un cónclave de funcionarios en la Casa Rosada, mientras Sergio Massa reunió a su tropa de funcionarios nacionales en su oficina de la Avenida Del Libertador.    DIMES Y DIRETES Dos cosas son ciertas en este contexto de alta incertidumbre política: 1) Todavía no ganó nadie las elecciones, 2) Nadie aceptó ni pidió ninguna renuncia. El primer punto habilita algunas consideraciones acerca de las PASO como sistema de selección de candidatos. El segundo, en tanto, sobre las consecuencias que ese método de internas generó (y genera).    PASO A PASO Las PASO son una herramienta valiosa que democratizan las internas partidarias. Si bien no siempre se han utilizado a nivel nacional, en las provincias y los municipios del interior del país hay miles de espacios políticos que pueden participar y forzar una interna gracias a esta ley. De a poco, los partidos pasan de la “dedocracia” a la democracia.  En efecto, las PASO fueron necesarias, tras la implosión del sistema de partidos en 2001-2003, surgieron por consenso en el Congreso y están surtiendo efecto: sus objetivos principales eran fortalecer a los partidos políticos y reducir/ordenar la oferta electoral. Hasta acá, las primeras tres letras de las iniciales de este sistema tienen sentido. El problema, quizás, surge en la obligatoriedad.  Los prestigiosos colegas Andrés Malamud y María Esperanza Casullo advirtieron sobre este aspecto. En la práctica, “las PASO se han convertido en una primera ronda”. Avivan las expectativas, producen incertidumbre, pero no reparten cargos ni dan atribuciones a ningún representante. Sólo seleccionan candidatos.  Entre las PASO de agosto y la general de octubre de 2019 hubo una crisis de legitimidad que devino en crisis de gobierno.  Entonces, estamos todos discutiendo una elección que no eligió ningún presidente ni repartió ninguna banca. Sin embargo, más que una encuesta, las PASO son un censo con consecuencias co ncretas: la ciudadanía manifiesta sus preferencias y el resultado es la pérdida o ganancia de poder de un Gobierno en ejercicio. Esto puede traducirse en eventuales sacudones económicos y sociales (si no, pregúntenle a Macri). Esa inestabilidad que puede producir el sistema de primarias parece evitable o, bien, obliga a pensar una alternativa para salvar este tipo de turbulencias.    EL PERONISMO UNIDO… PUEDE PERDER El resultado nacional de las PASO indica una derrota contundente del Gobierno. De las 24 provincias, el oficialismo cayó en 18. Considerando que en noviembre se renuevan 127 bancas en Diputados y 24 en el Senado, si se repitieran los números de las primarias, Fernández tendría escollos para los próximos dos años de su mandato: Perdería el quórum en la Cámara Alta y quedaría en minoría en la Baja.  Es que el Frente de Todos arriesga 51 de sus 120 diputados y con los números de las PASO quedaría con 117 representantes, lejos del quórum de 135. Juntos por el Cambio obtendría 116 y habría 24 escaños de otros partidos. Sergio Massa tendría una ardua tarea para poder legislar. Mientras que en Senadores, el oficialismo pone en juego 15 bancas contra ocho de JxC. De ocho provincias que eligen senadores, en seis ganó la oposición. Actualmente, Cristina tiene el control de esa Cámara con 41 representantes. Proyectando el escenario de las PASO, sostendría 35 senadores, contra 34 de JxC y tres de otros partidos. El escenario es, cuanto menos, complejo para la Casa Rosada.  Aunque el Gobierno perdió avales, aún conserva un núcleo de adherentes muy importante. La clave está en un alto número de votantes que no tienen lealtad habitual con el peronismo y que, desde la elección de 2015, parecen encontrar representación en el entonces Cambiemos. Es interesante, en este sentido, repasar las nociones de “adherentes” y “simpatizantes”, acuñadas por Juan Carlos Torre. “El vínculo de los adherentes con los partidos descansa sobre una relación cimentada en una prolongada identificación política (votos de pertenencia). Por su parte, los simpatizantes se vinculan con el partido en función de la cercanía de sus preferencias con las propuestas del partido (votos de preferencias). Las elecciones de este año pueden ser un parámetro para considerar si, finalmente, JxC fideliza un núcleo de “adherentes” suficiente como para disputarle el poder al peronismo. Si eso sucede, la idea de “el peronismo unido jamás será vencido” puede quedar falsada.   TODAVÍA NO GANÓ NADIE Más allá de los análisis, los porotos se cuentan en noviembre. La participación, en torno al 60%, fue muy aceptable, considerando las circunstancias de la pandemia de Covid-19. Y el número de votos en blanco, cercano al 5% a nivel país, no parece significativo a la hora de repartir el poder. Todo puede suceder.  A nivel nacional, JxC cosechó un 40,3%, mientras que el FdT retrocedió a 30,7%. En las elecciones ejecutivas del 2019 el país se tiñó de celeste; ahora la mayoría de los distritos son amarillos. Hay muchos factores que influyeron en el cachetazo electoral. Desde la pandemia, la economía, la foto en Olivos, las vacunas VIP, los candidatos no eran los mejores, etcétera.  En la provincia de Buenos Aires, que representa el 40% del padrón del país, el crecimiento del radicalismo fue estrepitoso. Santilli le ganó a Manes, pero sin el neurólogo, Juntos no tenía asegurado el triunfo contra Tolosa Paz. “Con Manes no alcanza, pero sin Manes no se puede”. Los boina blanca ganaron en cuatro de las ocho secciones electorales. Eso le dará una buena cantidad de legisladores en la Legislatura provincial al radicalismo. La lucha por los liderazgos en la oposición está abierta.  Aunque resulta difícil imaginar una reversión total del resultado electoral, si el Gobierno da vuelta dos provincias que eligen senadores y mejora su performance en Buenos Aires, el escenario puede cambiar mucho. La incertidumbre es alta y la crisis política puede crecer. Pero no hay que olvidar que pese al desencanto o la bronca, los gobiernos cuentan con fierros institucionales y económicos para inclinar la cancha en una elección. Esto no es una ley universal, sino una posibilidad. La política tiene más que ver con lo posible que con lo previsible. Los porotos se cuentan en noviembre. Todavía no ganó nadie.    TIEMPOS DIFÍCILES El presidente debe mediar con prudencia en la coalición para emparejar las cosas en noviembre. Caso contrario, el camino a 2023 será la Odisea y Alberto no es Ulises. El domingo, Alberto reconoció errores, pero al día siguiente se mostró en un evento con Santiago Cafiero, Martín Guzman, Matías Kulfas y Claudio Moroni, ¿los funcionarios que no funcionan? Apenas tres días después de las primarias, medio Gabinete le presentó la renuncia. Si bien el presidente no necesita que los ministros pongan a disposición su renuncia para removerlos, se trata de una jugada política simbólica que sacude el tablero. Los actos son nuestros símbolos, diría Borges. Cristina lo sabe muy bien. 

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